Hay dos tipos de géiser:



Erupción del géiser White Dome, en Yellowstone.


Vixen Geyser en Yellowstone.

* géiseres de fuente, que eruptan de estanques de agua, típicamente en series de intensas, incluso violentas, explosiones.
* géiseres de cono, que eruptan de conos o montículos de aglomerados siliciosos (también conocidos como geiserita), habitualmente en chorros estables que duran desde unos pocos segundos a muchos minutos. Old Faithful, probablemente el más famoso géiser del Parque Nacional de Yellowstone, es un ejemplo de géiser de cono.

Las intensas fuerzas transitorias dentro de los géiseres son la principal razón de su rareza. Hay muchas zonas volcánicas en el planeta que tienen fuentes termales, ollas de barro (solfataras) y fumarolas, pero muy pocas tienen géiseres. Esto es debido a que en muchos lugares, incluso donde existen otras condiciones para la actividad de géiseres, las estructuras de rocas son débiles, y las erupciones erosionan los canales y destruyen rápidamente los géiseres.

La mayoría de los géiseres se forman en lugares donde hay rocas volcánicas como la riolita, la cual se disuelve en agua caliente y forma depósitos minerales llamados aglomerados silíceos, o geiseritas, junto al interior de los sistemas de cañerías. A través del tiempo, estos depósitos consolidan la roca firmemente, reforzando las paredes del canal y permitiéndole al géiser persistir.

Los géiseres son un fenómeno bastante frágil y si alguna condición en su ambiente cambia pueden 'morir'. Muchos géiseres han sido destruidos debido a que la gente arroja desperdicios y escombros en ellos; otros han cesado sus erupciones motivado a la reducción del agua por parte del consumo de plantas de energía geotérmica. El Gran Geysir de Islandia tenía periodos de actividad y reposo. Durante los largos periodos de reposo, las erupciones fueron inducidas artificialmente por los humanos —siempre para ocasiones especiales—con la adición de tensoactivos en el agua. Estas actividades fueron cesadas ya que los erupciones forzadas dañaron la estructura del géiser, especialmente el sistema de cañerías. Luego de un terremoto en Islandia en el 2000, el géiser se volvió en cierta manera más activo. Al principio el géiser eruptaba cerca de ocho veces por día. En julio de 2003, Geysir entraba en erupción varias veces por semana.

Los colores específicos de un géiser derivan del hecho de que a pesar de existir aparentes condiciones severas, a menudo se encuentra vida dentro de ellos (e incluso en hábitats de temperaturas más elevadas) en la forma de procariotas termofílicas. Ninguna de las eucariotas conocidas puede sobrevivir en ambientes sobre los 60 °C.

En los años 1960, cuando la investigación de la biología de géiseres apareció por primera vez, los científicos estaban convencidos de que ninguna forma de vida podía sobrevivir en temperaturas superiores a 73 °C —el límite superior para la supervivencia de las cianobacterias, ya que la estructura de proteínas importantes y el ácido desoxirribonucleico se destruirían. La temperatura óptima para la bacteria termofílica se sitúo incluso por debajo de la anterior, cerca de los 55 °C.

No obstante, las observaciones probaron que es posible la vida en temperaturas elevadas, incluso algunas bacterias prefieren temperaturas superiores al punto de ebullición del agua. Docenas de esas bacterias son conocidas hoy en día. Las termófilas prefieren temperaturas entre 50 y 70 °C mientras que las hipertermófilas crecen en temperaturas tan elevadas como 80 o 110 °C. Como tienen enzimas que mantienen su actividad incluso a elevadas temperaturas, han sido usadas como fuente de herramientas termoestables, que son importantes en medicina y biotecnología, por ejemplo para crear antibióticos, plásticos, detergentes (por el uso de enzimas estables al calor como lipasas, pululanasas y proteasas), y productos fermentados (el etanol es producido). El hecho de que ese tipo de bacterias existan da esperanzas de encontrar vida en otros objetos astronómicos, dentro o fuera de nuestro Sistema Solar. Entre estos, el primero en descubrirse y el más importante para la biotecnología es el Thermus aquaticus.

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