Géiser de Taitao, Chile.


Cuando un volcán entra en estado de inactividad, con el paso de los años se va erosionando y formando manantiales. El agua subterránea que alcanza gran profundidad, entra en contacto con rocas calientes. Las mismas hacen que la temperatura del líquido se eleve hasta alcanzar su punto de ebullición. Cuando la presión de los gases es muy intensa, el agua se eleva saliendo hacia la superficie. Esta manifestación natural de origen volcánico tiene el nombre de géiser.

Los géiseres van formando una capa de minerales a su alrededor, debido a que contiene una gran cantidad de los mismos disueltos, llamado cono. Cuando este llega a una altura determinada el vapor de agua no tiene la fuerza suficiente como para elevarse. Esta etapa se la conoce como período de actividad tranquila. En este momento, el géiser, se convierte en un manantial de aguas calientes. Las fuentes, son en su mayoría, de origen volcánico. Existe un instante en que las aguas que permanecieron mucho tiempo bajo una masa montañosa, cambien su temperatura llegando a su punto de ebullición. Entonces se produce una nueva erupción pero a baja altura. En estas condiciones, constituyen una fuente termal.

Las aguas termales son ricas en substancias sólidas disueltas como: ácido carbónico, bicarbonato, cloruro de sodio, sulfatos, magnesio, etc.

La duración de la erupción es distinta para cada géiser, la altura de la columna varía entre 1 m y unos 100 m, y la cantidad de agua expulsada en una erupción puede ser desde unos pocos litros hasta cientos de miles.

Después de la expulsión, fluye agua más fría por la chimenea del géiser y el proceso vuelve a empezar. La fuerza con la que el agua es expulsada depende de su profundidad, ya que el peso de la columna aumenta con la profundidad y de él depende la presión ejercida sobre la base.

Casi todos los géiseres conocidos están situados en Nueva Zelanda, Islandia, Japón, Chile y Estados Unidos. El más famoso es el Old Faithful en el Parque Nacional de Yellowstone en Wyoming, Estados Unidos, que expulsa entre 38.000 y 45.000 litros de agua en cada erupción; éstas se producen a intervalos de 37 a 93 minutos y sus columnas se elevan a alturas de entre 38 y 52 metros. Las erupciones están precedidas por chorros de agua con alturas que oscilan entre los 3 y los 8 metros.

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